Hace 30 años de la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente y todo el mundo lo recuerda en estos días. ¡Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo! Más de una generación aprendió a mirar la naturaleza con otros ojos, más sensibles más armónicos. Él nos dijo: El ser humano tiene con la naturaleza una estrecha relación como la que tienen una madre con su hijo en su seno. Y de la misma manera que si cortamos el cordón umbilical el feto muere, si los hombres y mujeres desconectamos con la naturaleza, también pereceremos.
Muchos de nosotros hemos visto la película AVATAR. Esta alegoría digital plantea el conflicto entre el espíritu ecologista de los na’vi y el afán de explotación, dominación y aniquilamiento de parte de la raza humana. De las intuiciones preciosas de la caracterización de los na’vi llama la atención el vínculo: una trenza que protege unas fibras que permiten a esta raza conectarse con animales y plantas. Esta conexión permite empatizar, sintonizar, armonizar y mandar órdenes a la naturaleza.
Quién sabe. Quizás todos tenemos un vínculo escondido que no detectamos por nuestra falta de hábito. Quizás podemos escuchar la naturaleza y sentirnos en sintonía con ella mucho más de lo que pensamos y creemos. ¡De ese vínculo dependemos tanto como el bebé de su madre!
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